Mermelada de tomate sin azúcar
Es tiempo de verano, es el momento de recoger los frutos de la huerta, de los arboles y de los arbustos y hacer todo tipo de mermeladas con ellos.
Me encanta la mermelada casera, pero lo que no me gusta es utilizar azúcar, porque ya que hago algo casero, quiero que sea saludable, y el azúcar blanco no me parece muy saludable.
Así que, investigando un poco, hay varias opciones para sustituir el azúcar por otros endulzantes más naturales, como la miel, o el agave.
En algunos casos se tiene que utilizar gelatina o pagar para espesar la mermelada y darle esa consistencia gelatinosa que tiene, pero con esta receta que os presento hoy, no es necesario.
Con un poco de miel y el azúcar natural de los tomates, estará lo suficientemente dulce y espesa.
No necesitamos mucho equipamiento para hacer una tanda de mermelada, con los ingredientes, y unos cuantos tarros para envasar la mermelada que queramos conservar es suficiente.
Con esta mermelada de tomate sin azúcar, podrás aderezar tus platos favoritos, llevarlo de picnic, e incluso regalarlo bien envuelto y rotulado.
Es una autentica delicia, cuando se combinan los tomates dulces con las cebollas, la albahaca, la miel y las especias, y se dejan cocer a fuego lento, liberando poco a poco todos sus jugos, convirtiéndose en oro rojo.
Ingredientes necesarios para hacer la receta:
- 700 gramos de tomates maduros, sin semillas, pelados y picados
- 1 cebolla picada finamente
- 2 cucharadas de zumo de limón
- 1/2 cucharadita de albahaca fresca muy finamente picada
- 112 gramos de miel
- 1 cucharadita de sal
- 1 pizca de pimienta negra recién molida
Preparación de la mermelada de tomate sin azúcar:
Para preparar los tomates:
En una olla mediana, ponemos abundante agua a calentar a fuego fuerte hasta que empiece a hervir. Mientras tanto, lavamos los tomates, les quitamos el rabo y les hacemos un corte en forma de X en la base.
Introducimos los tomates en el agua hirviendo y dejamos que se cuezan durante unos ocho segundos, es el tiempo suficiente para escaldarlos.
Los sacamos con una espumadera a un plato y dejamos que enfríen. La piel ahora saldrá sola.
Los partimos por la mitad y les quitamos las semillas que veamos. Pelamos la cebollas y la picamos muy finamente.
Ahora hacemos la mermelada:
Introducimos los tomates, la cebolla cortada finamente, el zumo de limón, la albahaca picada, la miel, la sal y la pimienta negra en una cazuela, y lo ponemos a calentar a fuego lento.
No es necesario añadir ningún líquido ya que los tomates soltarán todo el agua mientras se cuecen.
Revolvemos y dejamos que cueza al mínimo durante 1 hora larga, hasta que la mezcla esté espesa.
Probamos y ajustamos la sazón si es necesario.
Se puede servir ya la mermelada o pasarla por la batidora para que esté fina y no nos encontremos con ningún trozo.
La mermelada se puede conservar en el frigorífico hasta por 3 días, o se puede embotar y estilizar el tarro para que podamos conservarla más tiempo. Esto último es lo más habitual, aprovechar para hacer varios botes de golpe y guardarlos para más adelante.